Ayer recibí multitud de llamadas de alumnos, amigos, colaboradores y compañeros, asombrados y y al mismo tiempo llenos de preguntas, dándome la razón de lo que veníamos contando acerca de mis investigaciones en Derecho sobre #Inteligencia Artificial, #Machine #Learning, #Legatech y Desarrollo Cognitivo #Robótico entre otros.
Todos habían visto la película #Justicia #Artificial, y con algunos la vimos juntos. Tras la proyección los interrogantes, dudas, miedos y negaciones se acumulaban en la cena.
Síntesis de la película: El gobierno español anuncia un referéndum para aprobar un polémico sistema de Inteligencia Artificial que promete automatizar y despolitizar la justicia sustituyendo a los jueces y juezas en todo el país. Carmen Costa, una reconocida jueza, es invitada a trabajar en el desarrollo del proyecto, pero la repentina desaparición de la creadora del sistema provoca una gran desconfianza en ella.
Independientemente de la trama mejor o peor, el fondo de la proyección escenifica una realidad que se está implantado y en la que algunos/as como yo estamos colaborando a nivel internacional con diferentes organizaciones y universidades. Bien es cierto que a fecha de hoy la carencia que la Magistrada detecta, ya está resolviéndose y casualmente es uno de los objetivos de mi investigación con dos universidades españolas.
Trailer oficial
https://youtu.be/bdPVFeTcZ88?feature=shared
Critica https://www.aceprensa.com/resenas-cine-series/justicia-artificial/
Todos estamos encantados de que la inteligencia artificial (IA), estrella del momento, nos ayude a redactar textos y discursos. Y no digamos nada si puede ayudar en una operación quirúrgica o en la regulación del tráfico. Pero ¿qué pensaríamos si en un juicio la IA fuera capaz de dictar sentencia teniendo en cuenta muchos más factores de los que puede manejar un juez? Imaginemos que los algoritmos son capaces de valorar aspectos biográficos, psicológicos y sociales del acusado, o que son capaces de estimar con precisión las probabilidades de que un condenado vaya a reincidir. Este es el tema de la película de Simón Casal, con guion suyo y de Víctor Sierra.
La actriz Verónica Echegui encarna a la magistrada Carmen Costa, que alcanzó gran renombre porque se enfrentó a las multinacionales eléctricas. La presidenta del Gobierno español acaba de convocar un referéndum. El tema de la consulta es la incorporación de la IA a los procesos judiciales. De ganar el “sí”, el futuro de los jueces está en serio peligro, ya que el programa Thente es capaz de dictar sentencia con gran precisión jurídica y moral. La asociación mayoritaria de jueces aboga por el “no”, al contrario que la multinacional que ha patentado el software. En la Unión Europea todos los ojos están puestos en referéndum, pues los resultados pueden influir en el resto de los países miembros. Los partidarios de cada postura tratan de poner de su lado a Carmen Costa, que se enfrenta a un dilema moral de hondo calado. La muerte en extrañas circunstancias de la ingeniera autora de Thente pondrá en marcha una intensa trama.
Película ideal para la reflexión y el cinefórum que, aunque no llega a conclusiones novedosas o clarividentes, pone sobre la mesa cuestiones éticas de primer orden y de gran actualidad. La puesta en escena de este thriller es muy funcional y eficaz, tanto por el trabajo actoral como por el aspecto visual y sonoro del film. Es de agradecer que en España se hagan películas de este tipo, que normalmente nos llegan desde Hollywood.